Germania es un pueblo como tantos pueblos agrícolas armados alrededor del ferrocarril en la provincia de buenos aires. Como todo pueblo pequeño tenía algunos pocos acontecimientos memorables en el transcurrir plácido de arena volando, fogatas de cardo ruso en San Juan y San Pedro, comuniones, casamientos y fiestas de fin de año.
Pero no hubo nada que se pareció jamás a ese 20 de julio de 1969 cuando la humanidad entera vió al hombre poner el pie en la arena de la luna. Claro que en Germania tuvo algunos condimentos dignos de ser contados.
Obviamente, en Germania todos escuchaban la radionovela pero no había ni hubo por muchos años televisión en cada casa. Ese día inolvidable algún vecino visionario supo que era un hecho que no podía pasar desapercibido para nadie.
Alguien prestó un televisor que fue entronizado en el club social de Germania que contaba con un salón enorme de pisos de pinotea donde se fueron ubicando las personalidades del pueblo y el resto de los vecinos. Como todo pueblo agrícola , la mayor parte de la población no vivía en el pueblo sino en los campos vecinos.
Nosotros, los chicos, no alcanzábamos a comprender la magnitud del hecho histórico pero entendimos bien que algo importante estaba por suceder cuando al correr del día iban llegando de los campos vecinos cantidades de sulkys, carros y caballos que fueron atados en los palenques de la plaza abarrotando la calle principal del pueblo.
Todos andábamos emocionados, nunca se había visto tanta gente junta en el pueblo. Caminábamos cuchicheando y esperando el gran momento en que la televisión, borrosa y llena de lluvia nos mostrara ese aparente gran suceso que tenía tan entusiasmados a todos los adultos de los alrededores.
Tanta fue la gente que llegó al pueblo que el enorme salón de pinotea se vio colmado de observadores y claro, como en esas épocas los primeros no eran los niños, al ver que no entrabamos todos, sin ningún miramiento, algún importante dirigente del pueblo nos mando sin pena ni gloria a mirar por las ventanas.
Así fue que vimos una figura entre las lluvias de la televisión saltar bastante ridículamente , dejar la pisada para la posteridad , encaramados como pudimos, uno arriba del otro ,colgados de los barrotes, tratando de alcanzar las ventanas altísimas del salón del club social. Finalizado el espectáculo , cada quien se subió a su caballo o sulky y volvieron a sus casas. Alcanzamos a oir al pasar los comentarios.-“ Si va ser que llegaron a la luna…., estos yanquis creen que nos van a hacer creer cualquier cosa con la televisión esa"
Pero no hubo nada que se pareció jamás a ese 20 de julio de 1969 cuando la humanidad entera vió al hombre poner el pie en la arena de la luna. Claro que en Germania tuvo algunos condimentos dignos de ser contados.
Obviamente, en Germania todos escuchaban la radionovela pero no había ni hubo por muchos años televisión en cada casa. Ese día inolvidable algún vecino visionario supo que era un hecho que no podía pasar desapercibido para nadie.
Alguien prestó un televisor que fue entronizado en el club social de Germania que contaba con un salón enorme de pisos de pinotea donde se fueron ubicando las personalidades del pueblo y el resto de los vecinos. Como todo pueblo agrícola , la mayor parte de la población no vivía en el pueblo sino en los campos vecinos.
Nosotros, los chicos, no alcanzábamos a comprender la magnitud del hecho histórico pero entendimos bien que algo importante estaba por suceder cuando al correr del día iban llegando de los campos vecinos cantidades de sulkys, carros y caballos que fueron atados en los palenques de la plaza abarrotando la calle principal del pueblo.
Todos andábamos emocionados, nunca se había visto tanta gente junta en el pueblo. Caminábamos cuchicheando y esperando el gran momento en que la televisión, borrosa y llena de lluvia nos mostrara ese aparente gran suceso que tenía tan entusiasmados a todos los adultos de los alrededores.
Tanta fue la gente que llegó al pueblo que el enorme salón de pinotea se vio colmado de observadores y claro, como en esas épocas los primeros no eran los niños, al ver que no entrabamos todos, sin ningún miramiento, algún importante dirigente del pueblo nos mando sin pena ni gloria a mirar por las ventanas.
Así fue que vimos una figura entre las lluvias de la televisión saltar bastante ridículamente , dejar la pisada para la posteridad , encaramados como pudimos, uno arriba del otro ,colgados de los barrotes, tratando de alcanzar las ventanas altísimas del salón del club social. Finalizado el espectáculo , cada quien se subió a su caballo o sulky y volvieron a sus casas. Alcanzamos a oir al pasar los comentarios.-“ Si va ser que llegaron a la luna…., estos yanquis creen que nos van a hacer creer cualquier cosa con la televisión esa"