martes, 27 de octubre de 2009

A mis fantasmas con cariño


Nunca me asustaron los fantasmas, ellos andan por ahí, sin molestar, yo lo sé desde que era chica. Dicen que los niños y los animales los sienten, no así los adultos, yo debo tener algo de animal tal vez, obviamente ya no soy una niña, porque aunque no podría explicarlo con palabras, tengo la certeza que andan rondando mis pasos.
Y digo que no me asusto porque al fin de cuentas son personas como nosotros que vaya a saber porque razón siguen por acá haciendo alguna cosa que les debe haber quedado pendiente.
A mí siempre me gusto pensar que son mis familiares, gente querida que anda cerca por el solo hecho de acompañarme y cuidarme. Y me gustaría aclarar también que para mí ellos son los verdaderos ángeles de la guarda, esos, a los que me hacían rezarles de niña de memoria.
Dudas no tengo, que las tenga cualquiera, no me importa, quizás el que me escuche me crea un poco loca, o mitómana, o vaya a saber.
Yo ya estoy tan acostumbrada a sentir su leve paso , que ya ni me sorprendo ni dejo de hacer lo que estoy haciendo. Ahí andan me digo, como si fuera el perro o el gato de la casa. Creo que debe ser eso lo que les gusta de vivir conmigo, ni me molestan ni yo a ellos. Lo cierto es que conviven conmigo con total libertad de mi parte. Leí por ahí que pueden manifestarse con olores de ese alguien conocido que ya no está, y que nadie me diga que nunca tuvo un sueño tan vivido con alguien querido y perdido que cuando despertó supo, sin dudarlo que eso poco tenía de sueño y que si tenía todo de mensaje.
Mis fantasmas me acompañan con la respuesta justa, el alerta a tiempo y esa sensación indescriptible de no estar sola ni siquiera en los peores momentos. Hay noches en que me despierto abrazada por un sueño, mañanas que recuerdo con tanta claridad una conversación supuestamente soñada y algunos días, pocos para ser sincera, que se huele a pipa entre la enredadera de mi patio, y esos días aprovecho y les pido que no se les ocurra abandonarme a mi suerte.

La hija del encantador de gusanos


Mi papa hacia bailar a los gusanos del durazno, esto no es una metáfora . Por años, en mi infancia encontrar un durazno con gusano era diversión asegurada por un rato. Las mesas familiares del verano eran largas y nosotros, ocho primos de edades en escalera, desde los 10 hasta los dos años , saltábamos de emoción cuando papá decía, _ ojo que éste viene con gusanito…
Los más grandes, entre los que me encontraba yo, mirábamos tratando de descubrir el truco. Pero mi papá tenía una velocidad increíble para mover su dedo índice antes que el gusano se elevara del plato.
Atrás de las “palabras mágicas” arriba gusanito y con un gesto de su dedo el gusano se levantaba vertical, luego él decía seriamente, caminemos, y ahí iba el bicho desplazándose por el plato hasta que nuevamente repetía la orden de arriba y otra vez el gusano hacía la vertical.
Esta prueba circense terminaba cuando mi papa decía _” listo, el gusano tiene que descansar, ahora todos a dormir.” Lo que en idioma adulto era, ya no voy a tener tantas coincidencias y se me va a derrumbar el mito de que este gusano me obedezca una vez más.
Pero allá partíamos nosotros, primos embelesados a la cama convencidos de pertenecer a una familia mágica que contaba nada menos que con un mago encantador de gusanos del durazno.

dios vive en San Mauricio





San Mauricio mide cuatro cuadras alrededor de una plaza. La casa principal, casco de la antigua estancia conserva sus paredes en pie, los pisos de pinotea derrumbados dejando ver los sótanos, los techos con flores pintadas en papel , un patio de baldosas de granito dibujadas , un aljibe de cuento de las mil y una noches y un zaguán de pisos color a gloria y el entramado de un antiguo vitraux inglés que aprovechan las enredaderas para crear una nueva obra de arte.
Al lado de la casa está, también en ruinas, la iglesia del pueblo, con importantes columnas difíciles de abrazar por una sola persona y una puerta de cedro bellísimamente tallada que dice el año de su construcción. Solo habitan la casa y la iglesia miles de palomas caseras y un casal de búhos campanario de blanco inmaculado. Un vaqueano que daba agua a sus vacas en el camino nos contó que habría no más de cinco habitantes en el pueblo.

Pero no comprendí tanta desolación hasta que llegue a la estación de tren y ahí me di cuenta que Dios vivía en la estación de San Mauricio. Y si el mismo Dios vive en la estación, qué necesidad hay de que haya mucha gente viviendo en el pueblo.
El camino a la estación es un típico camino guadaloso de la zona, pero llegando a la estación, una doble fila de enormes eucaliptus hacen techo y sombra al viajero. En la casa de la estación oficialmente no vive nadie, pero sus pisos relucen de cerámica colorada y pinotea intacta. El ala posterior de pisos de ladrillos lustrosos juega con las luces de las chapas y las ventanas dándole una sensación de caleidoscopio al alma.
Notablemente no hay nada tirado ni sucio y aunque no hay muebles ni enseres, para qué los querría Dios de todos modos, el hogar de la sala de espera tiene bien acomodados unos leños para cuando Dios recibe visita.
Las vías de San Mauricio no están solas, a cada lado de ellas, Dios como demostración de su poder, acumulo titánicas parvas de enormes durmientes de quebracho. Frente a las pilas de quebracho están los tres galpones.
Entrar en ellos , solo y en silencio es como levitar, el piso cálido de adoquines de madera da ganas de andar descalzo, el viento chifla musical entre las chapas, y un juego especial de luces que solo Dios puede manejar, iluminan artísticamente los tirantes. Basta pararse al costado de las puertas, dejarse acariciar por el viento, sentir el batir de sus palomas de la paz y sus búhos sabios para comprobar, ya sin ninguna duda, que hace rato que Dios eligió vivir en San Mauricio.

viernes, 23 de octubre de 2009

NIÑITA MADRE


Hay niñita madre
Pariendo en septiembre
Te pesa el futuro
Te pesa tu vientre

Como te consuelo
Madre de septiembre
La tierra se abre
Brota tu simiente

Tu niño tendrá
Soles en el pelo
Perfumes de azares
Calmaran sus sueños

Brisas suavecitas
Mecerán su cuna
Zorzales cantores
en sus mañanitas

No llores más niña
Déjalo que venga
Tu niño es bendito
Naciendo en septiembre.

humanidad somos todos





CUENTOS EN 33 PALABRAS


LA ALFARERA
Ana moldea la arcilla y del horno salen tinajas que viajan por el mundo llevando en su corazón el
amor de Ana.
Ana curó, amasando arcilla, sin saberlo, al conocerla, mi corazón roto.

VIDA
Por las dudas yo estoy afuera, dijo Paula, hermana del secreto que iba a dejar de serlo.
Yo apreté la panza, como pidiéndole ánimo al que venía.
Entré. Mamá, dije, tengo que hablarte

RANQUEL
Denisia, de Victorica, hila, teje y tiñe con papa de monte y jarilla.
Alquila una piecita y trabaja por horas.
Ella que es la dueña de todo… Y no se queja, ríe.

SECUNDINO
Secundino, diente de oro, Bolivia pura, hace la huerta en casa
Y sabiondo me dice, acelga en cuarto creciente, zapallo en menguante.
_” ¿Hoy que luna tenemos? ”_”Ni idea, che. “ Ríe , mostrando su diente

PENITA
Nadie comió su torta, y se encerró en el baño a llorar sola.
La maestra supo que lloraba otra pérdida.
Cuando volvió al aula el plato estaba vacío.
Cada porción regaló una amiga.

TRILI
“Llegó el día vieja”,_ dijo.
Barrió el andén, controló cambios y señales, y se sentó a esperarlo con un amargo.
Puntual , el último pasó levantando polvareda que se pegaba en sus ojos mojados.

jueves, 15 de octubre de 2009

BELLA


Sin ríos, sin verdes
tan plana, tan yerma.
hasta tu árbol ícono parece sacado de entre los muertos.
será que los remolinos en los arenales se llevan mis pensamientos
será que tanta arena tapa lo que más duele
será que tu viento grita que no me detenga
sera que de tan parca,
me das tregua para mis propios pensamientos
pero sobre todo es , unicamente aca, pampa ruda
donde puedo ver
los cuatro horizontes al mismo tiempo.

sábado, 10 de octubre de 2009

septiembre en Susques

Susques es una mancha del color de la tierra ocre de la puna.
Las casas apenas se divisan, el monocromo hace difícil distinguirlas hasta que uno baja por una callecita y entra al poblado. Susques se mueve lento, al paso del escaso oxigeno del aire.
La iglesia de Susques también es ocre, techo de paja añejo, que nunca se vuela ni se moja.
En Susques casi no llueve en todo el año.
Al entrar a la iglesia, acostumbrando las pupilas a la escasa luz de las ventanitas pequeñas se empiezan a descubrir sus colores, afuera todo es monocromo , la tierra, las casas , la gente.
Dentro de la iglesia una explosión de colores fuertes, impresionistas, llenan de felicidad el alma.
Son dibujos bellos, sencillos, como hechos por niños, saltan los rojos, verdes, dorados, azules.
Toda la iglesia grita acá estamos, somos felices, coloridos, plenos.
Cuida la iglesia una pastora de riguroso sombrero negro, pollera florida, y arrugas de sobra para sus escasos años.
Me cuenta la historia de la iglesia pero a mí me angustia la sequía perpetua y le digo como en un rapto de optimismo:_” estarán esperando la lluvia, no?”
_No, me dice, acá llueve solo en verano para que la tierra este verde en el próximo invierno así hay pasto para los cabritos.
Si llueve en septiembre, decimos acá, malparió la lluvia.

HAY DIAS QUE PASA POR MI PUERTA UNA CARAVANA DE DIFUNTOS


Son esos los días de las grandes preguntas
Son esos los días de las no respuestas
y mientras van pasando,
me abrazan mis muertos amorosamente
Y yo simplemente entre lágrimas
Decido dejar de hacer preguntas.



(a alber que camina conmigo)

jueves, 8 de octubre de 2009

perdio sus ojos la luz, tuvo un terrible desmayo, cayó como herido del rayo cuando lo vió muerto a Cruz (del Martín Fierro)

Ese último día de marzo
Se congelaron las hojas secas en vuelo
Los pájaros se embalsamaron en sus ramas
Y un silencio hondo, helado, tomó el mundo.
Ese último día de marzo
mi infancia murió contra una pared de hielo
Y quedaron por siempre
mis ojos con arena

Ese último día de marzo
El cielo robaba un ángel
Y mi corazón conoció la verdadera cara de la vida
Cruel, repentina, inhumana, vil
Ese último día de marzo
La gente, ignorante, sonriente, iba
Algún transeúnte cantaba su canción favorita
Sin reparar que hasta los pájaros en las ramas estaban tiesos

No cayeron rayos, no tembló el mundo
No vinieron catástrofes, no morimos nosotros el siguiente día
Ese último día de marzo se cerró por años
el calendario de mi vida.

Sin llaves y a oscuras por Fabian Casas

Era uno de esos días en que todo sale bien.
había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.

Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás mío, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro
un puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano

aquelarre

Sin tener idea que de tanto sacar conclusiones sobre mi mísma, erradas por supuesto, se arman dentro de mi un montón de criaturas que brotan como yemas de un hongo venenoso.
Brota un ser pálido , puro ojo abierto atónito ,pupilas rígidas, palidez de espectro , que sólo pide que te calles para seguir sintiendo la sangre latir en su carótida.
También brota un ser verde, aguerrido y agresivo que insulta, golpea , te pega en la punta de la frente, harto de tanto análisis de décima. y gritando dice, tomatelás de una vez, dejame con mi misma, que esta bueno.
Brota un ser lánguido, casi de cuento de hadas con varita rota que intenta en vano hacer abracadabra sobre tu mente enloquecida y así volver todo a la forma exacta , carroza a calabaza, princesa a persona, mujer insatisfecha a mujer plena, todo en su lugar de nuevo.
Brota la niña de mi infancia, la que lloraba que ya no quiere llorar más en su vida, no hoy, ni mañana ni mucho menos por insatisfacciones ajenas.
Y entre tanta esquizofrenia de brotes, me quedo, casi en coma, tratanto de ahuyentarlas, para mantenerme en mis trece, como soy, imperfecta, plena en mis defectos, ésta, la misma, la que a mí me basta, te guste o no.

jueves, 1 de octubre de 2009

algunos pasos nos sirven para salir de nuestra pieza,unos pocos para salir de nuestra vida (Fabian Casas)

La vida es un caracol enorme
de infinitos giros en espiral
solo se avanza dando pasos al costado
la vida es un caracol enorme


Me salí, un día, así sin anestesia
dolió el salto, dolió la caida inmensa hacia la nada de mi misma
consciente de lo que se venía
me salí
de todos modos
sabiendo,
fui susto y fui sabia
volví a mi útero
y en un doloroso pujo
fui
viva
por primera vez.