La bala recorría el aire
lenta giraba
bajo mi mirada atenta
y al girar decía
ese puede ser tu hijo
ese que lo socorre,el amigo de tu hijo
Necios, la violencia manda
pero no acalla
Estiro mi brazo
y armo en el extremo
un gigante escudo
del tamaño de la luna llena
que debajo cobije
las utopías, la juventud , la sangre.
Tontos, las utopías no se matan
¿dónde estamos los que debemos estar?