El de la esquina izquierda era la casa de juegos
el de la esquina derecha el sitio de las fogatas de atardecer
entre medio
se jugaba a las escondidas y se buscaban caminos de hormigas
justo frente a la casa
sobre la derecha
erguido
el más imponente de ellos, era por mí el más amado
el que yo abrazaba siempre mientras nadie me viera
el que yo abrazaba siempre mientras nadie me viera
nunca logré juntar mis manos
eso que empecé a los ocho años
y lo hice por última vez
a los cuarenta y tres
el día de la despedida
pero será siempre
mi compañero
mi amigo
mi árbol.
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