Cuarenta días de desierto suena bíblico, me levante pensando hoy en eso, en realidad hace unos días que lo vengo pensando.
Dícese que muchos seres que quisieron aprender algo, ayunaron , y se internaron consigo mismos a mirar hacia adentro.
Y aunque hace tiempo que intento ese mirar para adentro, resulta que vengo a darme cuenta, en éstos , mis días en el desierto literal, que sólo había que dejar de mirar para adentro de uno mismo , para descubrirse.
La atención puesta en otro, el que necesitaba de mi mirada , hizo que olvidara mirarme a mi misma, y , sorpresa, aparecieron muchas cosas para aprender.
Quizás necesite un tiempo para madurar algunas de estas ideas, pero claramente hay algunas que ya puedo expresar:
.perdí mucho tiempo en mi vida en cosas que carecían de verdadero sentido.
.no dije gracias lo suficiente
.no valore a gente a mi lado en el momento preciso.
.no me ocupe de darme a mi misma los perdones adecuados.
.no pude desprenderme del momento urgente para ver lo importante muchas veces..no me comunique con las personas que amo , lo suficiente.
.no pude evitar ponerme primera en la fila en muchas ocasiones.
.entendí que sólo uno nunca puede y es fácil pedir ayuda.
.no disfrute de mis pequeñas cosas lo suficiente, ahora que están lejos lo veo con claridad.
.me cuesta decir "no sé" o "tenés razón", voy mejorando pero aún no lo consigo ..me ocupe demasiado en analizarme a mi misma, y me perdí gran parte de la gran película de mi vida.
Creo que eso es la gran lección de mi recorrido por este desierto patagónico.
Estamos en esta vida para aprender algo, yo aprendí más en estos 40 días que en casi 50 años de vida.
y pienso ponerlo en práctica.