domingo, 21 de marzo de 2010

y Neruda me dijo porqué me gustan los cactus...

ODA AL CACTUS DE LA COSTA Pequeña masa pura de espinas estellada, cactus, de arenas, enemigo, el poeta saluda tu salud erizada: en invierno te he visto: la bruma carcomiendo el roquerío, los truenos del oleaje caían contra Chile, la sal tumbando estatuas, el espacio ocupado por las arrolladoras plumas de la tormenta, y tú, pequeño héroe erizado tranquilo entre dos piedras, inmóvil, sin ojos ni hojas, sin nidos ni nervios, duro, con tus raíces minerales como argollas terrestres metidas en el hierro del planeta, y encima una cabeza, una minúscula cabeza inmóvil, firme, pura, sola en la trepidante oceanía, en el huracanado territorio. más tarde agosto llega, la primavera duerme confundida en el frío del hemisferio negro, todo en la costa tiene sabor negro, las olas se repiten como pianos, el cielo es una nave derribada,enlutada, el mundo es un naufragio, y entonces te escogió la primavera para volver a ver la luz sobre la tierra y asoman dos gotas de la sangre de su parto en dos de tus espinas solitarias, y nace allí entre las piedras entre tus alfileres, nece de nuevo la marina primavera, la celeste y terrestre primaavera. Allí de todo lo que existe, fragante, aéreo , consumado, lo que tiembla en las hojas del limonero o entre los aromas dormidos de la imperial magnolia, de todo lo que espera su llegada, tú, cactus de las arenas, pequeño bruto inmóvil, solitario, tú fuiste el elegido y pronto antes que otra flor te desafiara los botones de sangre de tus sagrados dedos se hicieron flor rosada, pétalos milagrosos. Así es la historia, y ésta es la moral de mi poema: donde estés, donde vivas, en la última soledad de este mundo , en el azote de la furia terrestre, en el rincón de las humillaciones, hermano, hermana, espera, trabaja, firme con tu pequeño ser y tus raíces. Un día para tí , para todos, saldrá desde tu corazón un rayo rojo, florecerás también una mañana: no te ha olvidado , hermano, hermana, no te ha olvidado, no, la primavera: yo te lo digo, yo te lo aseguro, porque el cactus terrible, el erizado hijo de las arenas, conversando conmigo me encargó este mensaje para tu corazón desconsolado. Y ahora te lo digo y me lo digo: hermano, hermana, espera, estoy seguro: No nos olvidará la primavera
Pablo Neruda

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